Amanecida de pasiones
y en extramuros,
contemplo el vaivén del mundo.
Cuánta soledad guardaré
para mi roja soledad.
Voy en un vuelo informe,
sin cielos, ni vientos,
a reír la muerte infame
del hombre inanimado.
Cuánta soledad guardaré
para mi roja soledad.
Me destrozo salvajemente
en la tristeza que asedia,
la infelicidad de los locos
que hoy se creen tan cuerdos.
Cuánta soledad guardaré
para mi roja soledad.
GRACIELA ALFONSO
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