Hay un grano de sal
en la punta de mi lengua.
Picante, saleroso,
no me deja dormir.
Entre pícaros mohines dibujados
sobre mis labios
salta sobre el mapa de mi piel.
Se convierte en idea,
se hace de pimienta
de jengibre
de lima-limón.
Una mujer hecha de sal.
De copos de fleur de sel
florecidos en la orilla del mar.
Nevando sobre cada uno
de mis sentidos.
Cayendo como sal de vida.
Elevándome a volar.
Volar, volar…
Con pie volátil y ojos de fidelidad.
Voy sobre los límites
de mis mandatos ancestrales.
Más allá de esos despojos,
mas allá del mal.
Sobre el manto azulado
de la Tierra
Bajo la dermis de la ficción.
Contra los muros de la hipocresía
Junto a los pequeños-grandes-justos.
Soy Mujer de sal.
Volando salada y prisionera
de valores acuñados sólo para mí.
Por un dios que es musical belleza,
camino al cielo,
testigo de mi amor.
Sal que sala cada minuto del día.
Sal que cubre toda mi armonía.
Sal para no morir sin decirlo todo.
Para no irme sin dejar huella.
Una huella de sal.
ANY CARMONA
1 comentario:
Hermosos versos que definen a una mujer que definitivamente dejará por siempre su poética huella de sal... un saludo,
Graciela
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