Sobre mi lecho se desnudan las sombras
del recuerdo
y el negro badajo de mis días está tocando a muerto.
Sobre mi lecho la soledad y el frío
se han quedado dormidos
ocupando
el espacio vacío
que el vacío que dejaste
llenaba.
Sobre mi lecho las sábanas no huelen a nada
el silencio tiene la palabra
y es la eterna permanencia del ayer
lo único que queda.
Resta de nada.
Sobre mi lecho se burlan, rebotando
contra el mudo albor de los muros
los ecos que repiten con un cantar siniestro:
siempre, siempre, nunca, nunca…
sobre mi lecho
duerme la soledad
me mata su frío
me destruye su silencio.
TERESA DEL VALLE LAUMANN
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