¡ESTÁ BIEN!
Porque contemplo aún albas
radiosas
y hay rosas, muchas rosas, muchas
rosas
en que tiembla el lucero de
Belén,
y hay rosas, muchas rosas, muchas
rosas
gracias, ¡está bien!
Porque en las tardes, con sutil
desmayo,
piadosamente besa el sol mi sien,
y aun la transfigura con su rayo:
gracias, ¡está bien!
Porque en las noches una voz me
nombra
(¡voz de quien yo me sél), y hay
un edén
escondido en los pliegues de mi
sombra:
gracias, ¡está bien!
Porque hasta el mal en mí don es
del cielo,
pues que, al minarme va, con rudo
celo,
desmoronando mi prisión también;
porque se acerca ya mi primer
vuelo:
gracias, ¡está bien!
AMIGA MI LARARIO ESTÁ VACÍO
Amiga, mi larario está vacío:
desde que el fuego del hogar no
arde,
hoy preside en sus tronos el
hastío
las nupcias del silencio y de la
tarde.
los aleros del patio están en
ruinas;
ya no forman allí su leve casa,
con paredes convexas de argamasa
y tapiz del plumón, las
golondrinas.
¡Qué silencio el del piano! Su
gemido
ya no vibra en los ámbitos
desiertos;
los nocturnos y scherzos han
huido...
¡Pobre jaula sin aves! ¡Pobre nido!
¡Misterioso ataúd de trinos
muertos!
ni lirios, ni libélulas de seda,
ni cocuyos de luz, ni
mariposas...
Tiemblan las ramas del rosal,
medrosas;
el viento sopla, la hojarasca
rueda.
Amiga, tu mansión está desierta;
el musgo verdinegro que decora
los dinteles ruinosos de la
puerta,
parece una inscripción que dice:
¡Muerta!
El cierzo pasa, y suspirando:
¡Llora!
AMADO NERVO
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