Un instante mi alma se inmoviliza.
Es el instante que siento nostalgia por ti.
Es mi andar camino de cuestas y túneles,
circundado de bosques invernales.
Y tú, un pozo pequeño,
donde solía doblar los tobillos,
desde los años de mi infancia.
Mi aturdimiento, mis desvelos,
se apoderaron del semblante transido.
Y a veces, tú te asomas, para que mi mirada vacía,
se pierda…
Sueño que me perteneciste,
como si un día en el frente,
habilitara para la batalla.
Como si un brote efímero,
brindara la cosecha.
¿Acaso te tuve como para sentir
la oquedad de tu silencio?
¿Acaso en verdad dulcificaste mis horas,
en algo trascendente;
algo elevado a Dios, algo sagrado?…
¡Qué he poseído, sino tu ausencia!
Atisbaba tus contornos,
cuando te perdías en el horizonte.
Percibí tu sabor, antes que convirtieras
tu vino en agua;
truncando el milagro.
Me quedé sola de ti, sin conocer
lo que significaba tu compañía.
Quisiera navegar por tu estela luminosa,
hacia la faz blanca y roja
de tu cuerpo ígneo.
Hubiera deseado tenerte,
aunque sólo fueras una estatua,
durmiendo en mis jardines;
contemplando este asiento,
donde él y yo nos acurrucamos siempre.
Sin embargo, tu nostalgia es mi esperanza.
De saber que estás ausente,
siento que pude tenerte.
Sé que existes.
No participo de los manjares de tu cena;
pero en otro cuarto, oigo los músicos
de tu fiesta permanente.
Tu armonía me deleita;
conozco tu pentagrama y tu lira.
Busqué penetrar en tu sala
y sentarme a tu mesa.
Otras copas bebieron mis labios,
pero no hallé la tuya.
Prefiero oír tu melodía,
melancólica y lejana…
GRACIELA CASARTELLI
*Foto: obra de arte de Graciela Casartelli
1 comentario:
¡Gracias por el honor de esta publicación, queridas amigas! Ausencia de amor, que llevó a la soledad de ese río que baja entre piedras, mientras transcurro la vida en la casita que está en la izquierda arriba, allí en mi pintura...Abrazos
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