Danzaron por los tejados
en puntas de pie,
como dos sombras nocturnas,
el viento y la bailarina.
El viento la amarró
de una nube,
la soltó a su destino
en la tarde urbana.
Por los tejados rodaron
como náufragos sedientos.
Ella fue el agua y él
el madero
en un baile pendular
de ausencia y cuerpo.
Latiendo al unísono
entre mundos paralelos.
¡Oh, la otredad ardiente!
¡Oh, los deshojados pechos!
¿Cuándo se encenderá
la luna
en otra tarde atardeciendo?
Escurran las briznas de arena
sus movimientos ágiles…
Para que sea el aire un remolino
y la bailarina,
su hoja al viento.
ANY CARMONA
3 comentarios:
Esto es música de liras celestiales. Me encanta el sutil ardor de esta canción.
Gracias querido amigo, tú siempre tan generoso conmigo y mis letras...Besos gran poeta!...Any
Any, tu poema expresa mucha dulzura con añoranzas de un mundo mágico y puro, besos.
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