Dime, PADRE:
Cómo ahogo en tu manto, el recuerdo
de ese padre;
quien dándome la vida en esta tierra,
se olvidara de mi actual presencia.
¿Es que le importan mis sonrisas;
o las tristezas, apresadas en mi alma?
Dime PADRE:
Cómo ahogo en tus sombras,
la sombra de su ausencia.
Si TÚ me creaste y él…
me dio la vida, a través de su vida.
Si hoy,
olvidado está de mi existencia.
Dime, en qué lugar de tu Cruz,
ahogo esta tristeza.
En qué costado, de tu costado herido;
guardo mi desgarro
No sé…
No sé, si fue feliz en aquella instancia;
que de amor rebozaba,
en la dádiva del acto.
O satisfecho, concedía la semilla; sabiendo,
que me llevaría a la condena
del abandono.
Dime PADRE, si en los instantes felices,
de mis risas de niño delante de sus ojos;
no acompañaba también,
el egoísmo cruel de su negativa.
Si tu luz podrá traspasar,
la barrera de la indiferencia en él anidada;
así como el reflejo en mi escondite tenaz,
diciendo:
¡No existe!. ¡No existió!. ¡No existirá!
Dime en qué subrepticio lugar,
oculto la devoción de mis ansias.
Ternura vencedora del orgullo,
en cariñosa caricia.
Mis dedos deslizándose, por su tenue cabello;
opacado por el paso de los años.
En qué cofre de mi mente,
no gritar que le amo,
y sufro; al no tenerlo conmigo.
En qué cofre secreto, guardar las perlas sagradas;
de este cariño inmenso.
¡Llámale, PADRE!
Hazle saber que el tiempo se acorta
y el arrepentimiento es eterno.
Del agotamiento del instinto,
en el segundo preciso
y el vacío expandido entre los silencios.
Exhórtale… que no hay mayor trayecto,
como aquél por el cual nos alejamos,
de tu entidad sublime.
¡Llámale! Dile, que sólo somos dos infortunados seres;
heridos por la vida.
Y tal vez, así… reúna su condena con la mía;
en la convicción de que tu manto,
es el único abrigo asequible para ambos,
en el tiempo
y en la distancia.
GRACIELACASARTELLI
1 comentario:
Graciela, es muy profundo tu poema, muy bueno para reflexionar en estos días...
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