“Una vez senté a la belleza sobre mis piernas.
Y la encontré amarga.
Y la injurié”.
J. A. RIMBAUD
Ya no puedo señalarte con estos ojos:
sospecho que no debo intentar mirarte.
Sobran las muecas del corazón:
no es posible sonreírte ahora.
No queda un solo resto de labios:
no es el caso ya besarte.
Estos huesos no sirven más:
me pierdo en la tentación de tu carne.
Mis palabras: un ruido mudo;
ya escaparon todos mis sonidos.
Inútiles las estrategias que me salven:
me estraga todo tu corazón simultáneo,
conspira tu cielo como un abrigo mayor,
crece el espanto de tu amor
como una alegría total.
JORGE CONCHA LOZANO
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