Busquemos el portal adecuado, pequeñito y acogedor
-nuestro corazón- y comencemos a armar el pesebre…
- A la entrada, una estrella bien visible, la que guiará
nuestros pasos para no salirnos del camino del amor…
- El gallo, que con su canto alegre, cada amanecer nos
recordará que debemos saludar al sol que Dios nos regala anunciando un buen
día…
- En el centro del portal: una fajina de paja, como símbolo
de nuestra hospitalidad y bienvenida; que servirá de cuna y cobijo; donde
descansará el AMOR, por eso debe ser tibio, como un nido que el ave prepara
para sus polluelos…
- El asno fiel, que nos recordará siempre la mansedumbre, el
espíritu de dación y de sacrificio en aras del amor…
- La vaca ofreciéndose toda entera: leche, carne, piel,
astas y pezuñas, como ofrenda de amor a la humanidad entera…
- La oveja, símbolo de humildad y serenidad, para
recordarnos que en la suavidad y la dulzura se encuentra la paz…
- El Ángel custodio que representa nuestra conciencia, y que
debe estar alerta siempre para evitar el mal…
- San José y María, símbolos de fidelidad, entrega y
sencillez, ofreciendo al Rey del AMOR, para el perdón de los pecados del mundo
entero…
- Y al final, con la mayor reverencia y aceptación total,
ubicar en ese nido de paja, al AMOR!
El pesebre está terminado y ahora late en tu pecho…
da Gracias al Señor!!
NINFA DUARTE
1 comentario:
Ninfa querida: bella comparación del Pesebre con nuestro corazón, nuestra alma. Tu imaginación ha dado vida al mito bíblico! Te felicito...Any
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