Intento adivinar dónde quedó impregnado tu perfume.
Creo habértelo robado en el último giro.
Huelo insistente.
La nariz se empecina en cada pliegue de la tela y la recorre.
Pienso.
En la solapa de tu saco, o en los hombros de tu camisa.
Allí quedaron mis manos.
O en tus dedos, enredados en los míos
Ahora,
dudo si llamarte,
dudo si callarme,
dudo si volver.
Ya no soy ésa o la otra, y me preguntás cuál es mi verdadero nombre.
Lo repetís para demostrar que empezaste a conocerme.
Jugamos a que nada va a pasar entre nosotros.
Pero ya es tarde y los dos sabemos.
DEB STOFEN
1 comentario:
Bailar, bailar y buscarse a pesar de la negación de ese encuentro... Me encantó este poema que forma parte de tu nuevo trabajo Cada Dos Por Cuatro (cd)Te felicito, Deb, querida amiga...besos...Any
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