No quiero cambiar las plumas te tus alas,
Quiero señalarte dónde está el hollín que dejaron en ellas
las paredes de tu infierno,
Quizá así tu vuelo sea más propio.
Y es que soy diablo viejo y mis alas ya no tienen plumas.
Son de cuero ardiente, sanado en cicatrices…
Y el vértigo es ya sólo un mal recuerdo,
Falta no más una maniobra de tus labios para corregir el
viraje de mis caídas falsas…
Te lo pido, déjame cantar fuerte, muy fuerte, déjame alabar
tu vuelo hermoso,
Déjame halagar la soltura de tus juegos aéreos,
Déjame sufrirte, no estoy incómodo con ello…
Pues la vida es el sufrir de cada sacro orgasmo.
Soltemos las carcajadas, que el cielo es eterno y no hay
final cierto.
Sí, soy demonio obstinado, pero soy tu demonio, tu mancebo.
ANDRÉS GRENOUILLE
3 comentarios:
Ese demonio que protesta... me gusta la idea.
Bello este pedido a gritos por seguir sufriendo por amor. El dolor lava toda la tristeza...Bellas letras, como siempre...Besos...Any
Me encantó,en las palabras se sienten vibrar a flor de piel, la intensidad perfecta de los sentimientos...
Susana
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