Allegro que la luna se fue llevando
con vestido de niño
hasta tu oído,
sin conocerme, eran mis manos violinistas
enternecidas en tu tejado.
me paladeaste cual flores de sakuras
inmersas en licores
con vestido de niña pulsé tus notas.
Y me pediste los verbos de enamorados
como si fueran canciones que bis a bis
los locos piden con entusiasmo.
MARISA ARAGÓN WILLNER
4 comentarios:
Gran reflexión al ser amado que hace tocar las cuerdas de la sinrazón, de la mágica sinfonía del amor...Me encantó tu analogía con el violín, te felicito..besos...Any
Honda y luminosa tu poesía, Marisa. Abrazos,
Catalina Zentner
Violinista del amor que se entrega, como los árboles al invierno o las chicharras, sus sonidos al verano. ¡Bello!!!!!
Tensas las cuerdas de tu historia, dibuja cielos de armonias y notas azules al aire. bella tu poesía, querida MARISA ARAGÓN WILLNER.
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