Ondulantes
palabras
acogen en su
seno
la consistencia de
las cosas.
Dios a sí mismo
se nombra
y su fenomenal
eco
cambia su
esencia.
Vocales y
consonantes
juguetean entre
sí
brotan por los
rincones
saltan y se esconden.
Se unen en un beso.
La A junto a la
B
niega su propio
espíritu.
La E con la S
esencia que no
tiene forma.
La J con la A
ríe a
carcajadas.
Se sumerge la D
en aguas
bautismales
junto a la
A
dichosa
consorte.
En el borde de
la Z
hay un abismo
desposando a la
alef
del primer
principio.
Palabra
dame tu sentido.
Te abres y me
tocas.
¿Quién te ve?
¿Sos o no sos?
Un sol.
Un eclipse de
Luna
La luz o la
oscuridad
de la sin razón
en el lecho
angosto
de la sola
razón.
El universo de
una palabra
se contrae
desaparece en el
aire.
Pero su eco
amanece jugando
en la cintura de
la mañana.
Una y mil
palabras
golpeando
contra un muro
de silencio.
Y el jugueteo
sinfónico
de una voz que
las dice.
RICARDO COPLAN
2 comentarios:
Es el jugueteo sinfónico de tu voz que las dice, querido poeta. Maravilloso poema! Original y disparatado tanto como razonable y mágico...Me encantó...Besos...Any
Es un poema con gran ritmo, las palabras ondulan generando dinámicos versos...
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