Construiremos un Edén,
pese a todos los males;
tú estarás conmigo
pese a todos los Hombres.
Seremos felices,
pese a todos los seres.
Caminaremos por siglos,
pese a todos los astros.
Viajaremos desnudos,
pese a todos los prejuicios.
Seremos eternos,
pese a todos los infiernos.
Dioses seremos,
pese a todos los santos.
Comeremos el manjar
que nos fue perdonado,
y la sabia del laurel.
Merodeando descalzos,
beberemos las sales de toda vertiente.
Y será, nuestro el fruto,
fruto bendito que nos fue quitado.
Podremos ser,
pese a todos,
Hombres de bien,
aún con todos los pecados.
No habrá maldición de un señor soberano.
Llegaremos a vencer
con el tiempo el pacto.
Y será,
pese a todos los templos,
nuestra la salvación:
dominaremos el espacio.
Pese a todos los vientos huracanados,
y los dioses ateos,
y el Dios cristiano.
Pese a todas las voces,
y los brazos cruzados,
y las manos sangrando,
y los pies con un clavo.
Pese a todo terrestre,
o soberbio humano,
romperemos el hechizo
para lograrlo.
Ni el sol con su fuego infernal
podrá ahogarnos.
Pese a todos,
construiremos un Edén,
donde lo malo y lo bueno
no sea necesario defender u oprimir.
Pese a todos,
en el séptimo día
dormiremos cansados.
MARTA PIMENTEL
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