Las ranas dejaron de croar,
enmudeció el cantar
de los pájaros.
Los tétricos sonidos
retumbaron en el fondo
del denso bosque,
lúgubres, aciagos, sombríos,
fue como si el tiempo feliz
de los hombres agonizara.
Por fin he comprendido
que a veces el terror
paraliza tu ser
que todo se vuelve horror,
escalofriante escena
del funesto día.
Que todos han de tener
ese día amargo
enfrente de sus aciagos ojos.
Ese día que ahora es el mío,
encuentro con la efigie del mal...
Y entiendo que es tiempo
de correr, sólo de correr,
Y corro.
...Y sigo corriendo
entre un hedor
de cuerpos calcinados,
cadáveres corruptos.
Y corro,
sin mirar atrás,
sintiendo su aliento
cada vez más cerca,
más próximo.
Y corro con un empuje
prodigioso, genésico.
Quebrándome.
¡Desmesurado dolor!
Y caigo rompiéndome la tez.
Y sangro, caudal rojo,
que se vierte en la tierra...
Entonces reúno todos
mis bellos recuerdos
como muda película en mi alma.
Abrazándome
a la atroz calavera
de mi destino.
Y Mientras tanto...
FERNANDO TOPRRES VICO
4 comentarios:
¡Cuánto desazón, desilusión y hasta desesperación hay en tus letras! Supongo que en el actual contexto en el que respiras, se siente un poco así la vida. No desesperes amigo que siempre hay salidas, sólo hay que dar tiempo...Belleza de poema!...besos...Any
Oscuridad, desasosiego y mucho dolor se presiente al leerlo como se descubre un atisbo de luz al final del poema,intensamente expresado Fernando, un beso, Su
Y así vamos escapando de las adversidades de la existencia...quizás llegue el día en que decidamos cerrar la puerta (si nos dan las fuerzas físicas...) y emprender rumbos nuevos...Es necesario luchar, para encontrar un destino diferente
y mientras tanto
se escucha el aleteo de un ave
con una ramita de olivo
en su pico.
Desgarrador, pero a veces es necesario llegar al bajo fondo
para encontrar las propias fuerzas. Muy bueno!
Ricardo Coplan
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