Me sé tu cuerpo
desnudo;
noche a noche, de
memoria,
cada marca con su
historia
lo he lamido ciego y
mudo.
Me sé tu cuerpo
dormido
bojeando sus
oquedades
absorbiendo sus
verdades
como arcángel
aguerrido.
Me sé tu cuerpo
despierto
vivo pulso y
llamarada
ardiendo en la
madrugada
al amor, franco y
abierto.
Tu cuerpo de piel
rendida
me lo bebí tan
ansioso;
que fuiste insignia
del gozo;
fuiste llama y
despedida…
ERNESTO DEL VALLE
2 comentarios:
Bellas letras como siempre! Lástima que siendo tan amado y conocido tuvo que despedirse...Besos...Any
Siempre las llamas se extinguen...¡Pero qué indescriptible momento, cuando los cuerpos arden!... Y después, de tanto ardor, hasta las cenizas se consumen...y queda el perfume. Ése que nos cobija y nos permite continuar esta carrera...
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