del mundo, y los signos
hacen sonar
negras sirenas de abismos
sin par,
delatando un estigma en
los destellos.
Atrás quedaron los
momentos bellos
y el canto gregoriano de
la mar,
los días son el incienso
del pesar,
la fogata donde arden los
aquellos.
Un huracán a cara
descubierta
ha encontrado en el musgo
su ventura,
rompiendo el alma rosa del
poniente.
Los campanarios se han
puesto en alerta.
Las promesas relanzan la
amargura.
Y cada sombra es un toro
en la frente.
LUIS MARÍN IBAÑEZ
2 comentarios:
Luis, bello este poema que hace una denuncia de la crisis que azota cual huracán al mundo “desarrollado”. Excelentes imágenes y mejores metáforas. Me encantó…Besos…Any
El hombre ha hecho mucho daño al planeta. Me ha gustado. ¡Besos!
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