Mi colchón se alió con mi pánico y ambicionó retenerme,
pero logré zafarme con el impulso de mi conciencia.
En la aurora, el frío calaba mis huesos y disecaba mi piel,
y en mis labios se pronunciaron curvas de piel reseca.
Mis ojos vestían unas exorbitantes ojeras, tras una tediosa
noche de desvelo.
Me dirigía al primer contacto que tomaría mi salud mental.
Ayer, di un paso que estimo me era trascendental e
imprescindible,
después de largos años conviviendo con la duda, accedí a
mejorarme.
Pero ayer, fui sola. Ayer, necesitaba tu apoyo. Ayer, no
estabas...
VERÓNICA BOGADO
3 comentarios:
Bravo amiga...Espero que siempre que me necesites me encuentres...Bellas letras, sinceras y sentidas...Besos...Any
Any, muchas gracias, de corazón, por tus palabras de aliento y apoyo.
Me ha costado mucho darle forma a mis sentimientos, pero ahí están. Besos.
Siempre ocurre lo mismo:¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?
Nadie es mejor que nadie pero tu creíste vencer.
Si lloré ante tu puerta de nada sirvió...Gracias por compartir tus sentimientos hecho poesía
Saludos y salud.
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