Déjame por una vez acariciarte,
deja que mi mano,
temblorosa,
recorra poco a poco,
cariñosa,
todo tu cuerpo y luego,
tomarte.
Tu sinuosa forma me confunde
y esa fosa honda,
insinuante,
hueco oscuro,
exótico, excitante,
en que parte de mí a veces se hunde,
me hace rasgar, loco
y extasiado
por sones que desprenden al tocarla,
seis mechones que,
como un teclado,
te hacen sonar entre mil quejíos
de esos sentimientos puros,
guitarra,
el alma de un cante,
tuyo y mío.
Guitarra. (Andrés
Durán)
4 comentarios:
¡BRAVO, ANDRÉS! Un poema saleroso que guarda en sus líneas un misterio pues el lector pensará que es a una mujer que canta pero no, es a la guitarra... Magistral y de doble sentido...Me pregunto si la guitarra y la mujer no son para el guitarrista la misma cosa...Besos...Any
Siguiendo el hilo de Any, hay hasta cantantes que le ponen nombre de mujer a su guitarra.
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