No más represión para dos consternados corazones distanciados.
El mío teme el pálpito quejumbroso en su más desdichada ausencia, ella;
pues ya los bombeos son armas de destrucción masiva corroyéndome.
Se oprime y retuerce por dentro ocasionando un dolor insufrible.
Ella es mi aliento de vivir, mis ganas, mi fuerza, mi respiración…
Sin ella no hay más de mí que un cuerpo apesadumbrado oscilando.
De ella reservas quedan, y a régimen alimentario estricto las mantengo.
Finalizará esta vil tortura, mas desde aquí parece divisado desde tan lejos…
El tiempo retoza intimidándonos, prolongándose, complacido. Malicioso.
Otro remedio no atesoro: soportar y perseverar.
Y ella… y ella. Pobre de ella... padeciendo del síndrome de ansiedad ante los exámenes.
¡Suplico el cese de este martirio infernal!
Preciso del oxígeno que me traspasa con sus labios para sobrevivir…
VERÓNICA BOGADO
2 comentarios:
Belleza y originalidad en un texto que emociona.
Fuerte, contundente y original...Para pensar...Te felicito...Any
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