A Estela y al fruto de su vientre
Y Dios tal vez, quizás, posiblemente se dijo:
Por prodigar mi amor,
peregrinando en medio de la nada,
me consagré en creación;
y noche en alborada
dejé tras siete días transformada.
¿Y cómo sucedió?,
¡oh maravillosa criatura creada!,
mi propio amor volvió
creado de la nada
a enamorarse amado de la amada.
Una niña pequeña,
tan simple y sencilla flor campesina
que mi Espíritu preña
y de su cuerpo anima
al Hijo encarnado en Poesía Viva.
¡Qué locura la mía!,
delirio de este amor desmesurado,
milagro y profecía:
de un ser que hube creado
la madre de mi ser hallé: María.
Si yo que soy el Dios,
que puede todo y nada necesita,
humilde nací en vos
por tu “¡hágase!”, bendita,…
sabrá qué hacer entonces quien medita.
VALENTÍN ROMANO
1 comentario:
Gaucho: ¡Bello, original este poema al Cristo Redentor!...Me encantó...besos...Any
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