Duérmete, corazón, en la noche silenciosa, donde los sueños rotos yacen, rendidos a la lucidez del amanecer tenebroso.
Mientras tanto, en el monte Olimpo de mi agonía los dioses juegan al amor y los humanos carecen de valor. De un manzano verde cuelga la Venus más hermosa. ¡A mí el abismo si del sabor rojizo de su amor, me hago pecadora!
Duérmete, corazón, en la noche silenciosa, que el dormido duerme también sus pesares.
ÉRIKA PALOMO
2 comentarios:
Érica: Tierno, dulce canto al corazón. Precioso en redacción y mensaje...¡Me encanta esta prosa poética!...Besos...Any
Pero el corazón no duerme para siempre, aunque a veces nos empeñemos en ello. Continuamente se despierta.
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