Aún te busco en la misma piedra.
Ya no sé nada de tus caminos,
nuestra historia de esquinas húmedas,
como las nubes que de largo pasan,
se aisló en las malezas que urgen los amores.
Los hechos insólitos fueron un aviso,
sin querer, fueron prologando un adiós.
Nunca suficiente para llegar a ser la nada,
pero si la mala sombra del marcharnos.
Simplemente fue así, una desilusión,
alocada, sin pensar que pasará mañana.
Luego, todo se quedó en el vaivén del olvido.
Algunos días pensé que llamarías,
que cambiaríamos preguntas por silencios.
Otros, te he buscado en las remembranzas
que guardan las cuerdas de una guitarra.
Te confieso que no hace tanto
me rescate de mirar atrás y vernos juntos,
pero aun te busco en la misma piedra,
donde la ilusión, salvaje y tibia,
me sabe mirar como inflamado ocaso.
SEROMA
3 comentarios:
Vaya... triste... Me ha hecho pensar en otro momento de mi vida... Este tema es universal...
Me ha gustado :) Supongo que también ha influído el hecho de que yo en su día sintiera algo parecido.
Muy bonito!!
Tenemos que tropezar con mil y una desilusiones, para poder saborear con más gusto los logros en la vida. Es así.
Tanto que un simple abrazo sincero pueda llegar a saber a arcoíris, y transportarte a una nube de algodón de azúcar.
Ojalá el olvido fuera más que un vaivén, ojalá y el olvido fuera, al menos, posible... hermoso poema.
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