Las montañas cerraron sus puertas.
Se fue el verde. La estatua,
que adornaba, gentilmente,
el jardín.
Un sueño, una espera.
El tallo de la rosa,
no pudo contra el viento;
el amarillo que anunciaba,
la caída de los pétalos…
las hojas.
El rojo de las pizarras,
las paredes ceñidas en blanco tiza;
la mesa impecable,
junto a muchos adornos.
Una ilusión, colgando
de la rama de un pino,
junto al aleteo de los pájaros
y de su canto, de aurora iluminada.
Golondrina,
que con la brisa helada,
levantaste vuelo;
no dudando, ni un instante
tu partir.
Dejaste en forma airosa,
la ardua labor del calor veraniego;
ya pretérito:
Cada gajo; ese barro sediento,
que con agua,
y trabajosamente,
utilizaras, en la construcción del nido.
Los polluelos, ya juegan en otras ramas,
su propio juego.
Allá, las montañas…
Allá fue, aquel tiempo…
GRACIELA CASARTELLI
1 comentario:
Precioso poema Graciela
Has bordado sus versos en el poema
Un beso
Ana Maria Zacagnino
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