Oh semen que alabaste
el
cuerpo que te recibió,
oh
semen que penetraste
en el
incauto óvulo que te amó.
Quiero
que compongas
un
ser, humano y tierno,
comprensivo
y sereno.
Quiero
que destruyas
con
tu legión de semillas,
los
óvulos malditos y lujuriosos
del
hombre destructivo.
Quiero
que inventemos
el
hijo de la ternura,
en el
último instante del recuerdo.
Graciela Marta Alfonso
7 comentarios:
Graciela como siempre tu poema logra la emociòn que perdura, leerlo y ser parte de cada palabra es ser uno solo...bello, muy bello.
Conmovedor y un tanto revoltoso, me gusta. Bravo.
Me pregunto por qué el hombre maldito tiene que ser creado por el óvulo y es al esperma que le pides que cree un ser ideal, bueno y diferente...Mi conciencia de género siente un revuelo, una rebeldía ante eso. Más allá de estas cuestiones, buenas letras, amiga, como siempre...Besos...Any
Susana, muchas gracias por tu devolución y por interpretar mi poema, besos, Graciela.
Andrés, muchas gracias por tu reflexión...
Any, el bien y el mal existe en el hombre, mi poema quiere reflejar la búsqueda de la pureza, más allá de un tema de género, besos, Graciela.
Bravo el poema!!!!! Inocente el esperma, inocente el óvulo, inocente la vida...Son los "egos", los que se convierten en buenos o malos...Pero cuánto quisiera uno, poder "echarle la culpa", sólo a las semillas...
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